viernes

Rebuscando

Sinceramente hay cosas que no me duelen, cosas que paso por alto que no me producen ningún tipo de daños, ya que lo que me ha enseñado la vida me tiene totalmente acostumbrada, pero hay algunas cosas que me gustaría pasar por alto pero es que no son tan fáciles, son cosas que me llevan arrastrando desde mi infancia, situaciones que me ocurrieron que no me gusta recordar todos los días pero que es inevitable que te vengan de vez en cuando a la cabeza. Inspecciono en mis recuerdos cada mísero día que llegaba a mi casa con una bomba que sonaba ya a punto de explotar, mis padres para colmo no era nada poco fuera de lugar que me regañasen por algo, llegaba a mi habitación y era ahí cuando ya estallaba, me hinchaba a llorar y es que aún todo aquello que me hizo llorar todos los días de mi dura infancia me duelen, hay momentos, palabras, situaciones que me recuerdan a lo que me ocurría, desde aquel entonces creo que ya no soy la misma, la verdad no creo que haya cambiado a peor, pero la verdad es que en aquellos tiempos yo era independiente, no necesitaba a nadie conmigo para poder seguir mi camino pero es que ahora miro a mi al rededor y necesito a alguien que me lleve de la mano, alguien que me ayude pero que no dude que siempre estaré ahí con ella.
Hay momentos en los que me discriminan, me dicen que no les interesa lo que les digo, pero es que esas personas no saben lo duro que es que NADIE, NUNCA les haya escuchado decir sus grandes aventuras, sus vivencias, lo que le ocurría, están acostumbradas a ser escuchadas, pero yo nunca lo fui, que va, yo siempre me escondía detrás de las personas y cuando sacaba el valor para decir algo ahí estaba alguien para decirme "eh tú, callate que quiero hablar yo". Ciertamente puede parecer que me enfado muy rápido, pero no, esto arde desde demasiado tiempo nunca he podido decirle a nadie lo que sentía, de hecho una vez lo intenté, ¿y qué conseguí? Nada. Dijeron que era cosa de niños, que ya se les pasaría y otras mil y una historias más que al fin y al cabo no eran más que unas sucias mentiras, pero lo mejor de esto (sí, tiene su parte buena), es que desde pequeña, aunque fue duro, la vida me enseñó lo que me deparaba, aunque fuera a palos para abrir los ojos, yo nunca fui igual que nadie, siempre quise serlo no ser el "bicho raro", pero es que lo intentaba y ya me gritaban que no tenía personalidad, ¿qué quieren que haga, tirarme por un precipicio? No gracias. La verdad es que no sé como he llegado a este punto de mis recuerdos, todavía hay veces que vuelvo a mis memorias y sigo enfadada por toda esa gente que no movió ni un solo pelo por ayudarme cuando lo necesitaba, pero doy gracias a ello porque soy quien soy, solo pido que no me lo hagan más, ya la vida me enseñó esa lección.

No sé qué me pasa que hay cosas que son irresistibles de evitar, necesito gritarlo. Son viejas melodías que siguen tocando en el fondo de un viejo instrumento abandonado.













Laura

No hay comentarios:

Publicar un comentario