martes

¿Loca?

Hay personas que me dicen estar loca, que soy rara, que mis trabes no son normales, muchas tonterías en las cuales yo me paro a pensar y digo ¿loca?
Parece que todos quieren ser igual al resto, porque si no lo eres, ya todos piensan sobre ti como un bicho raro, como si fuéramos extraterrestres por el simple motivo de querer ceñir tus propios vestidos y no los de los demás, ¿y qué si no te gusta? Es decir, hay mucha gente que se molesta horas y horas delante de un espejo mirando y en vez de decir ¿esta soy yo? Dicen ¿gustaré así a los demás? Y es el caso error, somos quienes somos y tenemos que sentirnos a nosotros mismos, no sentir que somos bien vistos por los demás. Es bueno ir de vez en cuando con algo elegante para que los demás no piensen que eres sucio o demás comentarios, pero esto en el caso de ir a alguna fiesta o cualquier fecha destacada, pero no todos los días son fiesta ni todas las fiestas son de lujo, simplemente estar cómoda y ser tú misma será suficiente maquillajes como para seducir a un chico (sin olvidarte de una buena sonrisa). 
Me gusta ser quien soy, mirarme al espejo y decir "no me gusta, no me siento yo misma," porque me demuestro que tengo personalidad, que no me importa lo que digan los demás. En cambio, tengo ciertas amistades que se molestan mucho en ese sentido, que tienen que llevarse regañinas de los profesores por llevar la raya del ojo o por llevar la falda muy corta por el simple hecho de que quieren ser igual a las demás, para que los chicos se fijen en ellas o demás tonterías. Pero bueno, cada uno es diferente, así que yo dejaré que ellos y ellas sean como quieran, no les impediré ser quienes quieren ser.

¿Loca? Nononono, yo soy diferente y estoy orgullosa de ello.

lunes

Un diente de león


Una escritura, sí, eso fue lo que precisamente me encontré. Me hallaba yo excavando junto a mis compañeros de clase en las tierras de mi colegio cuando empecé a oír unos ruidos parecidos al choque entre dos hierros, aquellos sonidos venían del lugar en el cual me situaba yo excavando, animada, empecé a excavar rápidamente para saber lo que se escondía detrás de esos simples ruidos, tal vez un tesoro o solo un peluche con una nariz no muy blanda, quien sabe, yo solo me empeñaba en saber qué era eso. Después de mucho empeño y tener que excavar durante bastante tiempo, conseguí sacar aquel cofre, ¿qué habría dentro? Parecía aquel juego con un mapa y la x, pero yo sabía que aquello era diferente.
El candado que dejaba cerrado aquel cofre estaba totalmente oxidado y no me fue nada difícil abrirlo. Dentro de él se encontraban unos papeles, los cuales contenían escritos una gran historia sobre la mitología, no sé precisamente si era griega o romana, pero era una historia de la cual nada había escuchado, por lo cual, había descubierto un gran tesoro de la humanidad.
El autor no sale escrito en ella, la letra es extremadamente delicada, parecía escrita por una dama bien refinada, esta era deslizada hacia el lado derecho del papel dejándola en una especie de letra cursiva. El color era negro desgastado, debido al tiempo que había estado allí, tal vez la historia se remonte a la época de la guerra de Troya. Era una escritura bastante larga, contaba con todos y cada uno de los detalles la gran historia sobre un león, tenía alrededor de treinta páginas, todas ellas escritas a mano y con paciencia. El final está un poco ilegible, las palabras parecían no estar escritas tan pacientemente, tenía el mismo tipo de letra que te aparece cuando te encuentras corriendo y escribiendo al mismo son.
Después de analizar toda la escritura, pensé que no sería un lugar seguro quedarme allí. Aunque mis compañeros estuvieran excavando, yo no me encontraba aún en la posición de  querer que alguien a parte de mi leyese aquello, hasta que no se sacaran copias, ¿qué pasaría si la rompieran? ¿Tendría algún tipo de pista que pudiera señalar su autor? Esa obra era muy importante y no quería que ninguna persona viniera a hacer cualquier tipo de estupidez en contra de ella. Puede parecer muy posesivo, pero el grado de importancia de esta, está sobrepasando lo conocido, es decir, es una pieza más para encajar en este puzle llamado historia, tal vez no lo resuelva, pero sí que puede conectar con la solución. 
En mi casa, después de esquivar en cierto modo a mis padres me dispuse a centrarme en aquella escritura, la miraba y volvía a mirar esperando que se me ocurriera una idea para hacer con ella. Llegué incluso a mirar los bordes de aquellos papeles para ver si habían intentado ser quemados; la letra la miraba con tanta delicadeza que parecía que se fueran a salir las palabras de ella; la forma de escribir la repasaba y sacaba mis propias conclusiones de esta. Todos los detalles acabaron en nada, ¿qué podría hacer una simple adolescente para averiguar tales cosas como esta? Iba descartando ideas, algunas porque no eran bastante ingeniosas y otras porque simplemente no funcionarían. De pronto, una gran idea vino a mi cabeza, tenía que comunicarle este descubrimiento a una persona en la que yo confiaba mucho, a la cual yo sabía que no diría nada a nadie y que probablemente me ayudara, mi padre. Bajé al salón y hablé con él delicadamente sobre el tema, esperando que me diera alguna idea o ayuda. Al momento mi padre me asaltó con una gran baraja de ideas, bastante ingeniosas la verdad, pero solo una de ellas fue la que creía que estaba al cien por ciento segura de que funcionaría. La idea era reunir a varias personas que sean bastante cultas en referencia a este asunto, tanto personas de humanidades  como arqueólogos.
Después de mucho trabajo, llamadas y tener que buscar información en internet sobre personas que supieran sobre esto, logré reunir a todos los científicos un mismo día en una misma sala. Nos encontrábamos en una mesa redonda, yo estaba en el centro derecho y mi padre en el izquierdo, los demás rodeaban la mesa. Cuando comenzamos a hablar sobre el porqué de tanta prisa  para reunirnos, puse el papel sobre la mesa y les hablé sobre la historia que contenía en ella, en la cual, decía lo siguiente:
Cuenta la leyenda, sobre un león capaz de todo, era el más fuerte de entre los dioses y el más guapo de entre todos los vivos  y muertos. Este se llamaba Pantheon. Todo el mundo lo admiraba, parecía un dios por su fuerza extraordinaria, un Adonis paseando por los lugares más entrañables de la ciudad llamando la atención, un hombre que camina a dos patas, una mujer moviendo las caderas e incluso un puma por su gran velocidad. Las personas más valientes lo retaban a un duelo, él siempre aceptaba sin pensárselo ni un segundo. Su primera señal de guerrero fue un día nubloso cuando nació, fue arrancado de su madre por culpa de los dioses, a la cual la iban a castigar por el delito de crear a tal belleza, diciendo que ningún animal tan cutre sobrepasaría la belleza de ningún dios. Esto provocó la cólera de Pantheon, el cual se abalanzó sobre ellos y con un simple mordisco clavó sus colmillos en el brazo de aquel superior, éste, atónito del poder y la fuerza que tenía una simple cría y el daño que le había hecho, se marchó inmediatamente del lugar, desde entonces, nadie molestó a la madre, pero siempre observaban con gran cautela a aquel pequeño león.
Los retos comenzaron a tomar parte de su vida en el momento en el cual se enfrentó contra un pequeño felino llamado Kon, un felino volador y antiguo dios costeño , no tenía huesos, era rápido y ligero, y podía acortar distancias a su antojo. Solía ir volando con cabezas trofeo y demás objetos. Este, iba dispuesto a matarlo después de haber oído su historia en boca de otros dioses y llevarse así otra cabeza trofeo. Al llegar allí, le miró con una cara muy picaresca, esperando conseguir en dos simples movimientos su preciosa cabeza, se lanzó hacia él y se quedó con su cabeza, pero no Kon, si no Pantheon, el cual tenía la cabeza del felino en su boca, encarcelada ahí por sus grandes y fuertes dientes, todo el mundo sorprendido por aquella hazaña lo empezó a adorar, diciendo a gritos que era el más fuerte de entre los dioses, que ningún ser vivo, muerto o inmune podría contra él, debido a que era demasiado poderoso, también comentando que todas las chicas eran atraídas por él, como un gran imán y sus piezas de metal pegadas en Pantheon. Decían que este era tan irresistible que hasta el helado más frío se derretía con su presencia. Todo esto y mucho más atrajeron a todos con las intenciones de conseguir vencer todos esos rumores y de esta manera, quedarse uno de ellos como el más poderoso. Mil y un personas, dioses o incluso animales lo intentaron, pero algunos se vieron incluso seducidos por su belleza y se vieron incapacitados a la hora del ataque, quedando así como un blanco fácil para Pantheon. Los dioses mientras tanto observaban como este crecía a un ritmo considerable, siendo ya un león de unos dos metros a la edad de dieciocho. Al parecer, la madre de este había sido ni más ni menos que un Titi, la cual se quedó embarazada cuando era humana de un felino, el cual solamente por su olor se había enamorado de ella. Es por esto que Pantheon camina como un hombre y tiene tanta belleza como una mujer, aunque aún se desconoce de dónde provenía su gran fuerza, por lo cual dicen que lo que cuentan sobre su madre y su padre son solo mentiras y que detrás de esa historia, se esconde algo mucho mayor.  
A los oídos de Cupido llegaron todas aquellas barbaridades de que era un imán, irresistible e incluso muy poderoso y este, pensando que desordenaría todas aquellas parejas que él formaba y que las humanas no se fijarían tanto en él como de costumbre, le envió una carta bien cerrada explicándole de una manera muy formal que le quería retar a un duelo. Pantheon, tan orgulloso como siempre no dudó en aceptar.
El día en el que Cupido y Pantheon se iban a enfrentar finalmente llegó, fueron a donde habían acordado anteriormente, un lugar alejado del mundo para no dañarlo en caso de sobrepasar lo permitido. Los dos se miraron cara a cara durante unos tres minutos aproximadamente, esperando ambos el primer movimiento del otro. Sin pensárselo más, Cupido se lanzó hacia él intentando golpearle con un fuerte golpe en la cara, Pantheon, sin preocuparse demasiado movió su cara hacia la derecha, dejando así caer a Cupido al suelo. Este, ensimismado por la gran velocidad y reflejos que tenía Pantheon se volvió furioso y atacó con mucho esmero a nuestro protagonista, el cual después de todos aquellos golpes que fueron directos a todas y cada una de las partes del cuerpo de Pantheon, cuando el polvo que impedía la visión de Cupido se esfumó, vio como salía de él unas grandes zarpas directas hacia su cara, debido a la extrema velocidad que tenía Pantheon, le arañó toda la cara, dejándole una gran marca desde la frente hasta la barbilla. Cupido, temiendo que le ganara y perder su reputación entre los dioses, dijo las siguientes palabras:
“Debido a tu imprudencia de tener la cara tan dura de atacarme tan libremente cuando yo más débil estoy, ya que tú has producido que todas las mujeres vayan hacia ti como plumas en el viento, es por eso que yo dios de los amores haré que tu vida sea amarga, que ya que no te quiero matar ya que va contra mis propias normas, te haré vivir eternamente, viendo como tus amigos o incluso descendientes mueren despacio y provocando que tú seas matado y revivido todos los días de tu vida una y otra vez. Todo empezará con una simple semilla y acabará con un millón de dientes de león, una planta la cual con el viento morirá y unas cuantas más traerás, teniendo así muchas más vivas que muertas y sin la posibilidad de que tu existencia sea nula, provocando así que tu final no sea visible. Desde ahora y en adelante serás para todos un simple diente de león.”
Fue entonces cuando sin dejar decir palabra alguna a Pantheon le convirtió en un diente de león, dejándolo en frente de algunos niños para que estos lo soplaran y sus semillas se plantaran libremente por doquier.
Al terminar de leer la historia a todos aquellos hombres y mujeres que se encontraban en la sala, dijeron que no podría esconderse por mucho tiempo más, que debería salir a la luz semejante historia tan magnífica. Mientras que los que creían en la mitología decían que deberíamos haber descubierto esta historia antes, ya que nos revela una gran parte de la historia griega y romana, que habla sobre distintos dioses griegos, romanos e incluso incas, lo cual abre la posibilidad de que nunca tuvieran ninguna diferencia, simplemente que algunos le ponían diferentes nombres y otros tenían exactamente el mismo. Todo estaba en el aire, ningún experto tomaba partido y al estar yo tan confundida, miré a mi padre y tomé la decisión de sacar todas las copias que hicieran falta de este escrito y poder así hacer lo que les convenga a cada uno con aquella escritura. De esta manera evitaba discutir sobre algo en lo que nunca nos pondríamos de acuerdo, cada una de las personas que nos encontrábamos allí, con su copia en mano, podía difundir el mensaje que desde sus creencias le fuera más cercano.
Por mi parte me quedo con la elegancia del león y la lucha diaria a la que te enfrentas en la vida, y el mensaje de que si a lo largo de tu vida te esfuerzas por mejorar tu entorno y ayudar a los demás siempre te recordarán y serás eterno dejando una gran mancha de ausencia tras de ti. 












Laura