lunes

No me queda nada

Solía pasear por mi camino tranquila y sin importarme nada, iba de la mano de mis amigas, de mis amigos y de gente que me importa y es que de repente decidí parpadear y ya no había nadie, todo el mundo se ha ido rápidamente sin dejar rastro y sin una sola huella para volver a encontrarles, para seguirles la pista. Ya paseo sola, dependiendo de una persona que si no está ahí me pierdo por el camino, pero cuando miro hacia delante ya no está, se va a ir y no volverá.
El trayecto se me está haciendo pesado, solía ir tan ligera con gente a mi lado que ya no me acostumbro a ir como estoy yendo ahora, me siento apartada, acompañada con una única persona que se mantiene en pie de momento, pero no lo hará por mucho tiempo. Después de estar un rato ya en el sitio empiezo a recordar cuando nos reíamos todos en aquel angustioso camino sin problemas, íbamos juntos y nadie nos paraba, pero de repente todo cambió, de un año para otro más de diez personas desaparecieron, algo estalló y no es posible reconstruir los daños. 
Mientras recuerdo mi mundo se viene abajo, me deprimo, ya nada es lo mismo ni lo será, dentro de poco caminaré sola sin nadie que me coja de la mano y me ayude a seguir, alguien que me dé lo que todo el mundo espera, alguien a quien yo dé lo que se merece, esa persona que te acompaña para que no te sientas sola, esas que ya se fueron.

Sé que la vida cambia, pero todo cambió tan dramáticamente que echo de menos los viejos tiempos en los que caminábamos de la mano.


















Laura

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